lunes, 16 de diciembre de 2019

"¡Agua a la vista! Un llamado a la supervivencia"



         No se trata de ser negativo. Se trata de que evitemos seguir por el camino del negacionismo, de la apatía y del bullying ambiental al que nos hemos adentrado porque no ha habido el suficiente coraje ni la conciencia para detener la forma con que seguimos tratando los recursos naturales que aún tenemos dispuestos para nuestra supervivencia. Y es que, a pesar de todas las pruebas que a diario se presentan, existen muchos intereses económicos que predominan y prefieren entorpecer procesos, acallar voces y/o colocarse vendas en los ojos para así impedir frenar las irracionales consecuencias que un consumismo desbordado está provocando.


No se trata de causar terror, ni mucho menos entrar en un mundo sin esperanzas. Se trata de que despertemos nuestras conciencias y empecemos a actuar antes de que entremos en un inevitable punto de inflexión en el que ya sea poco lo que se pueda hacer o que sea demasiado lo que haya que realizar.

Uno de los recursos que creíamos en abundancia, empieza a mostrar los dolores propios de una enfermedad causada por la indolencia y por el abuso que el ser humano le ha provocado. Este recurso es vital porque de él depende nuestra supervivencia sin importar el lugar en donde nos encontremos, sin importar el credo o la ideología que se maneje, sin que tenga en cuenta la raza, edad o género. Se hace referencia al recurso hídrico dentro del cual el agua dulce solo representa una pequeña fracción, pero inmensa en su utilidad.

No se trata de hacer ver los problemas. Se trata de que entendamos que hay mucho que hacer y que es extremadamente urgente y obligatorio que se actúe de manera responsable, sostenible y precisa, porque de ello dependerá que nosotros, o nuestros descendientes, continuemos teniendo el privilegio de vivir.

Para nadie es un secreto que hay muchos países que no cuentan con abundancia de este recurso vital. Colombia, es uno de los casos aparte en esta situación. Tenemos el privilegio de contar con una gran cantidad de este recurso, con una oferta hídrica que es envidiada hasta por países desarrollados. "Colombia es uno de los países más privilegiados del mundo en oferta hídrica, pues posee seis nevados, 36 páramos, cinco vertientes hidrográficas, 30 grandes ríos, 1277 lagunas y más de 1000 ciénagas" (Informe Planeta vivo 2018 de WWF; Informe Colombia viva 2017, de WWF).

A pesar de esto, la mala gestión, una devastadora falta de concientización y una naturaleza humana egoísta, se han conjugado para colocar el recurso hídrico colombiano en un declive en su sostenibilidad poniendo en riesgo no solo a muchas comunidades sino a la supervivencia de cualquier ser vivo que se encuentre en los límites de este privilegiado, pero golpeado país.

No se puede desconocer que son las actividades antrópicas las que le han ocasionado ese daño al agua, de tal forma que el dolor con que lentamente transita por sus senderos, se haga visible ante los ojos tanto de los ciegos de corazón como de los que se han quitado las vendas de un ilusionismo propio de magos que han querido vender la idea de que el agua es un recurso inagotable capaz de resistir cualquier acción irracional por parte del ser racional que habita en nuestro territorio. No se puede negar que, en Colombia, como en el resto del mundo, también las malas prácticas en la agricultura y en la ganadería ocupan un triste lugar de importancia en el daño a este recurso, que la contaminación crece a pasos agigantados, que el ser humano no ha puesto límites en su accionar de deforestaciones, sobreexplotación pesquera, caza ilegal, quemas desbordadas y otro sin número de acciones que vuelven al hombre un tonto irracional con acciones autoinflingidas que ponen en peligro su propia vida.

No se trata de seguir siendo seres inanimados. Se trata de que conozcamos lo que hay, lo que se ha hecho y lo que se puede hacer. Es claro que cualquier presión hecha a los ecosistemas va a involucrar un factor económico inherente y que contribuye o retarda el desarrollo de un país ávido de políticas ambientales que sean puestas en práctica para que se puedan empezar a paliar los daños que le hemos ocasionado a nuestro recurso hídrico.

En esos mismos informes anotados en la cita anterior, es posible reafirmar que las cinco áreas hidrográficas de Colombia son las que captan esta preciada agua dulce, y lo hace a través de los páramos, ríos, lagunas, humedales, ciénagas, entre otros cuerpos de agua. Sin embargo, ¿alguno de estos maravillosos cuerpos hídricos está lejos de ser atacado por las actividades negativas del hombre?

No se trata de ser repetitivos. Se trata de no ocultar realidades porque eso sería grave para la sostenibilidad no solo del planeta Tierra sino de los seres vivos que en él habitan.

Es posible saber entonces que: El Amazonas es el cuerpo de agua que presenta la mayor oferta (728.247 m3, equivalente al 36% de la oferta del país) y la menor oferta la tiene la Región Caribe con tan solo el 9.9%. El 26% del territorio colombiano (30 millones de Has) son humedales. Los páramos producen el 70% del agua que se consume. Las hidroeléctricas generan el 70% de la electricidad. En 2016 se consumieron 37308 millones de m3 de agua (a este ritmo, en menos de 40 años, habría crisis de agua en Colombia y cada colombiano dispondría de solo 1000 m3 para usar ¿grave cierto?

Y la anterior información no sale de la nada. Se debe reconocer que se han hecho estudios que han evaluado nuestros ecosistemas y de nuestra biodiversidad. Lo que tampoco se deben dejar de reconocer son los resultados: existe una verdadera crisis debido a que ya la naturaleza tiene serios indicios de que no puede proveernos, ni con la misma rapidez ni con la misma cantidad, de los recursos naturales que una vez creímos inagotables o con poderes de inmortalidad.

No se trata de mostrar solo la naturaleza complicada y egoísta del hombre. Se trata de mostrar que el hombre también está dotado de una racionalidad que le permitiría establecer acciones que permitan mitigar los impactos negativos. Una racionalidad que le facilite no solo interpretar resultados de herramientas investigativas sino de usarlos para buscar soluciones y tomar decisiones de conservación. Herramientas como la propuesta por la Universidad de Maryland y la WWF para hacer un diagnóstico del estado de ríos y cuencas hidrográficas. Son este tipo de herramientas las que se deben replicar en cada cuenca hidrográfica porque en las que ya se han aplicado en Colombia (cuenca del Orinoco y cuencas del Río Mira y Mataje) han presentado resultados de estado de salud bastante preocupantes.



No se trata de presentar solo las contrariedades. Se trata de mostrar una realidad que permita despertarnos de la desidia en materia ambiental, de tal forma que cada uno de los colombianos nos convirtamos en un guardián de los ecosistemas hídricos. Recordemos que más de la mitad de los humedales en el mundo se han perdido; el 70% del agua dulce mundial se destina al uso inapropiado en la agricultura; 56 especies de peces están en peligro de extinción; el cambio climático afecta la biodiversidad hídrica. ¿Acaso debemos esperar más tiempo para actuar?

Referencias
El Espectador (diciembre 15 de 2019). Encuentro por el Agua. Cuencas Hidrográficas, redes de vida.

Autor: Omar Karim Medina Chadid
Ingeniero Agrícola
Máster en Gestión y Auditorías Ambientales
Especializado en Ingeniería y Tecnología Ambiental

Sincelejo, 16 de diciembre de 2019

¡Veamos la vida con los ojos renovados, oigamos lo que nos está diciendo el planeta con los ojos limpios y sintamos la naturaleza, el medio y el ambiente con nuestro corazón y plenamente concientizados en que debemos actuar proactivamente en favor de la protección de los recursos naturales! ¡Solo así podremos disfrutar de la renovación y del Desarrollo Sostenible!




2 comentarios:

Unknown dijo...

Es un sabio artículo que habla de la realidad de las fuentes hídricas y a la vez un llamado a que tomemos conciencia y mejoremos nuestras prácticas desde la casa hasta los negocios más rentables q el hombre hace con la fuente hídrica. Los adultos necesitamos despertar y hacer entender ea lastraves de las instituciones educativas a los niños sobre cómo aportar un grano de arena a la conservación no solo del agua sino de los recursos naturales, para que puedan disfrutar de una Colombia libre de contaminación y llena de flora y fauna lo que nos hace diferente y envidiables por países desarrollados.

Omar Karím Medina Chadid dijo...

Hi